Un año sin photowalks / One year without photowalks

photos by ©Efraín Bojórquez

Photos made on Kodak TriX 400 with a Yashica Mat and Rollei Retro 400S with an Asahi Pentax Spotmatic; both developed in HC110(H)

Para estas fechas del año pasado, sin saberlo, estábamos por embarcarnos en lo que sería el último photowalk grupal en un muy buen rato. Casi a la fecha, pasó un año complete sin que el grupo volviera a reunirse para tomar las calles por asalto.

Fue una pena. Somos una pandilla relativamente nueva y habíamos aprendido a disfrutar estas reuniones y a aprovechar el tiempo para platicar de nada más que de fotografía. Y entonces, llegó la pandemia y nadie supo qué hacer, al menos por un tiempo.

En estos 12 meses tuve muy poca actividad fotográfica, a excepción de unos cuantos rollos aquí y allá, unas cuantas caminatas solitarias por la colonia (temiendo ser etiquetado como “el loco de la cámara”) pero aún extrañando ese componente humano y social de tener con quién platicar: ¿qué película estás tirando? ¿cómo estás midiendo? ¿en qué lo vas a revelar? ¡Mira la cámara que compré!

Hace un par de semanas, finalmente nos dimos a la tarea, conquistamos nuestros miedos y decidimos que ya era tiempo de una buena caminata. Éramos 4 personas en una mañana de domingo, en una ciudad en la que los negocios estarían cerrados por ley… en pocas palabras, ¡¡calles solitarias por todos lados!! Nos pusimos de acuerdo con algunos puntos de distanciamiento social y estábamos listos para pasarla a todo dar. Definitivamente era una gran oportunidad para ponernos al día.

Normalmente disfruto mucho las caminatas solitarias porque estoy muy metido en el proceso de ver lo que me rodea y no me preocupo por estar haciendo las mismas fotos que los demás, pero esta vez en verdad tenía muchas ganas de esa interacción de la que hablaba.

También fue interesante la posibilidad de intercambiar de cámara con uno de los caminantes. Me prestó su Yashica Mat a cambio de la Mamiya 645 1000s por todo un rollo. Tenía tiempo con ganas de tirar en 1:1 y no decepcionó. Creo que esos cambios temporales de relación de aspecto ayudan a estimular el lado creativo buscando composiciones que normalmente uno no haría en las relaciones rectangulares.

Al final, todo se combinó para una gran salida fotográfica con mucho ambiente para disparar y para seguir buscando ese elemento humano en la foto y en la hechura de la foto.

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By this time last year, without knowing, we were about to be in what would be our last group photowalk in a long, long while. Almost to the date, a year had passed without the group getting together to take the streets by assault.

It was a shame. We are a relatively new gang of photographers and we had come to enjoy these walks and get-togethers and the time to geek out about nothing but photography. Then, the pandemic happened and nobody knew how to deal with it, at least for a while.

In these 12 months I had almost no photographic activity at all, save from a few rolls here and there, a few solitary walks around the neighborhood (with fear of being labelled “that creep with a camera”) but still missing that human and social component of having someone to talk to: what roll have you on? How are you metering? What are you going to develop that in? Look what I got!!

A couple of weeks ago, we finally got around to it, conquered our fears and decided it was time for a walk. There were four of us on a Sunday morning, on a town in which business were closed by law… in short, lonely streets all over the place!! We agreed on social distancing terms and we were on for a treat! It sounded like a nice opportunity to catch up with the guys.

I normally enjoy solitary photowalks because I’m usually very involved in the whole process of seeing and not worrying about someone else getting the same shots I’m getting, but this time I was looking forward to that interaction I described earlier.

It was also interesting to have had the opportunity to exchange cameras with one of the other walkers for a while. He lent me his Yashica Mat and he got the Mamiya 645 1000s in exchange. We shot a roll each on each other’s camera. I had been wanting to shoot on 1:1 for a while and it didn’t disappoint. I believe that these brief, temporary changes in aspect ratio help in getting the creative juices flowing again, even if it’s only so by looking for compositions that wouldn’t normally fit a rectangular ratio.

In the end, It all made for a nice morning with a lot of drive to shoot around and keep looking for that human component both in the pictures and in the making of the pictures.

Saliendo del bache / Coming out of the slump

photos by ©Efraín Bojórquez

All photos made with a Mamiya 645 1000s and Kodak TMax developed in HC110(H)

Quizá fue por finales de agosto del año pasado cuando tomé una cámara por última vez en mucho, mucho tiempo. El 5 de septiembre fue el día que revelé el último rollo hasta hace unos días… ¡estaba oficialmente en un bache!

De verdad que no estaba de humor para salir a disparar. Quizás el encierro finalmente había cobrado su cuota. Había sobrevivido haciendo fotos en la casa o el jardín o a lo que fuera que se me atravesara enfrente en mis salidas a la tienda a comprar lo del diario (casi mis únicas salidas cada dos o tres días).

El cambio de año no resultó precisamente de gran ayuda en cuanto lo de la pandemia. Las fiestas en las vísperas de navidad y año nuevo significarían un aumento en las estadísticas del COVID-19 y con ello vendrían nuevas restricciones de movilidad. Adelantemos el calendario un par de semanas y, tal y como se esperaba, las alertas, nuevas infecciones y toques de queda (o medios toques de queda) fueron el pan de cada día.

Llegué a este fin de semana con muchas ganas de revelar un par de rollos que había dejado esperando a estar de mejor humor. Para hacer más gordo el caldo de la mala racha, no pude encontrar los rollos por ningún lado. Se que deben estar por algún lado aquí en mi casa, pero por ahora me limitaré a esperar a que quieran ser encontrados… sí, así es como pienso que esto funciona: si algo no quiere ser encontrado se convertirá en otra cosa o cambiará de lugar a voluntad sólo para molestarte… temporalmente, al menos.

Esta fue la gota que derramó el vaso y me hizo tomar de nuevo una cámara. No estaba dispuesto a desperdiciar este repentino humor de preparar los químicos y agitar los tanques. Una de las primeras cosas que se me vinieron a la cabeza cuando pensaba a qué tomarle fotos fue la idea de registrar ese sentimiento de oscuridad y tristeza que me golpeó hace unos meses.

El sábado pasado salí a una caminata solitaria por el barrio. Eran apenas las 5 de la tarde y ya se notaba que iba a ser una noche callada.

Me llevé sólo la Mamiya 645 porque quería terminarme un rollo de pe a pa, pero no quería comprometerme a terminar un rollo de 36 fotografías… sí, estaba haciendo un poco de trampa, pero pónganse en mis zapatos, estoy saliendo de una mala racha.

A la mañana siguiente, me caí temprano de la cama y faltaban todavía unos 20 o 25 minutos para que saliera el sol. Tiempo suficiente para alistarme, preparar nuevamente la Mamiya y salir a explorar y ver si podría encontrar ese rayo de luz interesante en alguno de los sospechosos comunes: un hidrante, los columpios frente a la casa, una hoja… ¡cualquier cosa!

Lo que más llamó mi atención fue lo callado que estaba todo… aún para un domingo por la mañana. No pude evitar pensar en lo apropiado de este humor tempranero, oscuro, solitario, e inanimado para representar esos sentimientos de los últimos meses.

Afortunadamente, el sentimiento de la escena empezó a cambiar conforme caminaba, el sol subía en el cielo y las nubes del amanecer daban paso a un domingo muy prometedor. Por muy cursi o trillado que suene, creo que fue un buen recordatorio de que la oscuridad no es eterna y de que siempre vendrán días mejores.

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It must have been around late august last year when I picked a camera for the last time in a long, long while. September 5th was the date of the last roll I developed until a couple of days ago… the funk was real!!

I really wasn’t in the mood for shooting. I guess being locked down finally took a toll on me. I had been coping by making pictures inside the house or the garden or whatever crossed in front of me while going out for groceries (about my only time out from home every couple of days).

The change of year wasn’t exactly a game changer -pandemic-wise. The holidays and New Year’s Eve gatherings meant a spike in the COVID-19 numbers was to come and further restrictions would be applied. Fast forward two weeks and, as expected, alerts, new infections and curfews all over the place… at least half-curfews, so to speak.

I entered this past weekend with kind of a mood to develop a couple of rolls I had pushed to the side waiting for a more fitting time. To add insult to injury the damn rolls weren’t anywhere to be seen. I know they have to be somewhere inside the premises, but for now I’ll have to wait for they to want to be found… yup, that’s how I think it works: if something doesn’t want to be found it mutates into something else or changes place just for the sake of pissing you off… at least momentarily.

This was the trigger that made me pick a camera up again. I wasn’t about to ruin that mood for pouring out some chemicals and shaking the tanks a little bit. One of the first things that came to mind when wondering what to shoot was to record that feeling of gloom and sadness that struck me a few months ago.

Last Saturday I went out for a solo walk around the neighborhood. 5 pm and you could already feel it was going to be a quiet evening.

I just took with me my trusty Mamiya 645 because I wanted to finish a roll and didn’t want to burden myself with the commitment to make 36 shots in one go… a bit of a cheat, I know, but give me a break. I’m coming out of a slump.

The next morning, I fell out of bed early and had a good 20-25 minutes before sunrise. I got ready, loaded the 645 again and went out to see whether I could catch some interesting light on some of the usual suspects: the fire hydrant, the swings in the park, a leaf… anything!

What caught my attention, was how quiet everything was… granted, it was a Sunday morning, but I couldn’t help but think how appropriate the mood was to represent the last few months: gloomy, lonely, inanimate.

Fortunately, the mood started to change as I started to walk around, the sun went up in the sky and the morning clouds gave way to a promising Sunday. I guess it was a nice reminder -as cheesy as it may sound- that darkness doesn’t last forever and there will always be better days to come.

1-a-day challenge

photos by ©Efraín Bojórquez

All photos made with a Minolta SRT201 and Kodak TX developed in HC110(H)

A finales de marzo se empezó a gestar en un grupo local de fotógrafos la idea de un foto reto para sobrellevar un poco mejor la ansiedad del encierro por la cuarentena. Al final llegamos al acuerdo de disparar 28 fotografías (4 temas por persona; 7 personas) de cosas que estuvieran a mano en nuestras casas; todas con las misma cámara, todas con el mismo lente y, evidentemente, con el mismo rollo. Cada quién escogió su combinación ganadora. El número de fotos parecía sensato para dar espacio a alguna que otra metida de pata. Hay 4 fotos que no mostraré porque no salieron ni siquiera tantito cerca de como quería que salieran. No tiene caso.

Tenía tiempo sin disparar una foto al día… para ser perfectamente honesto, sigo sin hacerlo desde hace tiempo. El desafío de una foto diaria se mostró bastante más difícil que lo esperado. Al final, terminé disparando «lotes» de fotos cada vez que había un espacio de tiempo disponible… o cada vez que había inspiración suficiente.

Se llegó finalmente el día del revelado y el descubrimiento de las fotos. Hubo al final algunas decisiones erróneas y algunos errores en la medición de algunas fotos, pero, en general fue un buen ejercicio. Se removieron las esencias creativas y empecé a hacer fotos de nuevo.

Al final, como dicen por ahí, no hay peor foto que la que no se hace.

¡Ojalá les gusten!

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By the end of March, this year, an idea was born in a local group of photographers I have the luck to hang out with. All with the idea of coping with the COVID-19 lock-down. We settled on taking 28 photos (4 themes a pop; 7 photographers) of things that could easily be spotted around the house; all pictures with the same camera, same lens, and, obviously, the same roll of film. Each photographer chose his own winning combo. The number of photos seemed very reasonable to have enough leeway for the occasional hiccup or screw-up. There are only 4 pictures I won’t show because those don’t even resemble what I had in mind when I shot. There’s no use.

It had been a while since I shot a 1-A-Day challenge… in all honesty, I still haven’t. The challenge proved to be harder than it seemed. I ended up shooting in «bursts» of photos every time I had a little window of opportunity because of work or family duties… or whenever inspiration caught me off guard.

The day of developing finally came and with it the chance to see how I had done. In the end, there were a few bad decisions, a few errors in judgement and in metering, but, all in all, it was a good exercise. The creative juices started flowing again and I started making photos again.

In hindsight, as they say, there’s no worse photo than the one you didn’t make.

I hope you like’em.

Photowalks colectivos / Collective photowalks

photos by ©Efraín Bojórquez

Asahi Pentax Spotmatic – Kodak TX – D76 Stock

No se a qué se deba del todo, pero hasta hace poco no estaba terriblemente enamorado con la idea de los photowalks de grupo.

Para mi, la fotografía es un emprendimiento solitario, en el sentido de que, al final, se encuentra uno con su cámara, el sujeto y nada más. O ves las fotos que esperan ser tomadas o no las ves. Al menos así es como pensaba que todo este asunto funcionaba hasta hace unas semanas.

Vi una invitación en línea para un photowalk en una de las comunidades que sigo en mi ciudad. Tenía mis dudas al principio, pero pensé que al menos tendría la oportunidad de conocer gente nueva con quién hablar de fotografía… de fotografía con película!!

Resultó ser una de las mejores decisiones que he tomado últimamente. Tuve de hecho la oportunidad de hablar de foto, de conocer caras nuevas y de disparar en partes de la ciudad en las que probablemernte no me habría aventurado a ir solo.

En cuanto a la plática, es sin duda una gran herramienta para aprender y para ejercitar lo que ya se sabe a través del simple acto de compartir lo que se sabe con los recién llegados. En términos de disparos, creo de veras que es una experiencia muy personal y que puede ser diferente para cada quién. Normalmente, me desanima el hecho de pensar en que vamos todos a tomar fotos de lo mismo. En esta ocasión, sin embargo, fue precisamente este ejercicio el que motivó que la maquinaria creativa empezara a moverse de nuevo. No exactamente fotografiando lo que todo mundo está fotografiando, sino buscando un ángulo diferente, ése algo que a todo mundo se le escapó o nada más siguiendo la corriente, tomando el mismo retrato que todos y esperando algo en el momento cambie a tu favor para capturar esa mirada o ese momento fugaz de luz que hace que tu foto sea lo suficientemente diferente como para que valga la pena compartirla con el resto de los caminantes, llegado el momento.

Al final, resultó ser una experiencia muy gratificante que me permitió encontrar el humor, el estado mental para volver a disparar y que, sobre todo, sirvió como suelo fértil para el cultivo de nuevas amistades.

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I don’t know precisely what it is about them, but until recently I wasn’t entirely in love with the idea of collective photowalks.

For me, photography is mostly a lonesome endeavor, in that you’re there with your camera, the subject and nothing else. You either see photos waiting to happen or you don’t. That’s at least how I thought the whole deal worked until a few weeks ago.

I saw an invitation online for a photowalk of one of the communities I follow in my town. I was reluctant at first, but I thought at least I would get the chance to talk photography with someone new… film photography!!.

It turned out to be one of the best decisions I could’ve made. I got indeed the chance to talk film photofgraphy, to get acquainted with some new faces in the community and to shoot around parts of my town I probably wouldn’t have ventured into on my own.

As for the conversations, they’re a great way to learn and exercise what you already know through sharing with the newbies. In terms of shooting, I guess it’s a very personal experience and a diferent one for everybody. Normally I would get discouraged by the notion of shooting what everybody else is shooting. This time, though, it was this very notion which helped to get the creative juices flowing again. Not by shooting the same photo everyone is shooting but by trying to figure out a diferent angle, a little something everyone else missed or just going with the flow and make the same portrait everyone is making and hope that the moment changes in your favor to capture that look or that fleeting glimpse of light that makes your photo diferent enough to stand on its own when you share your findings with your fellow walkers.

All in all, a very rewarding experience that allowed me to find the mood for shooting again and above everything else, served as a foundation for building up new friendships.

North, South, East and West

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Photo by Katt Janson Merilo

No lo voy a negar. ¡Estoy emocionado!.

Se preguntarán de dónde viene el título y qué tiene que ver con tal emoción, de modo que, sin mucho barullo, aquí va:

Hace unos meses les platicaba del Film Shooters Collective, una comunidad internacional de fotógrafos con una pasión en común: la fotografía con película. Por allá de marzo de este año, Cameron Kline, el fundador del colectivo, nos invitó a participar en la elaboración de la tercera edición de un proyecto llamado NSEW (North, South, East, West). Un libro colaborativo en el que se publicaría una selección de trabajos de nosecuántos fotógrafos de alrededor del mundo.

Para mi sorpresa, una de mis fotos aguantó todo el proceso de criba y curación y fue seleccionada para ser incluida en la impresión de este libro, que será publicado este otoño.

Pero el cuento no acaba ahí. La verdadera cereza del pastel llegó el día de hoy en forma de correo electrónico, anunciando que mi foto había sido seleccionada para exhibirse impresa, en 10×13 pulgadas de tamaño y, como debe ser, colgada en una pared del Kranzberg Arts Center en San Luis, Missouri. El título de la exhibición es «NSEW: Divided by land | United by film»

Sobra decir que de inmediato pensé en compartir la foto con todos ustedes, pero, después de pensarlo poco, decidí honrar el esfuerzo del equipo de curaduría y dejar que la foto vea la luz como parte de un todo. ¡Un todo que de seguro se verá impresionante!

Me llena de orgullo que mi trabajo sea presentado junto con el de otros 36 excelentes fotógrafos de alrededor del mundo y estoy seguro que la exhibición será un gran éxito. Enhorabuena, colegas!

No me queda más que agradecer a Cameron, Ellen, Amy, Ruby, Deb y al resto del equipo por su motivación, su pasión por la fotografía y, sobre todo, por su dedicación al proyecto del FSC, un colectivo que en verdad hace que nuestro trabajo se vea cada vez mejor y por más gente.

Gracias, gracias, gracias!!!

I won’t deny it. I’m excited!

Perhaps you’re wondering about the title and what it has to do with said excitement, so, without much ado:

A few months ago I wrote a post about the Film Shooters Collective, an international community of photographers with a common passion: film photography. It was around March this year when Cameron Kline, founder of the collective, made an open invitation to participate in the making of the third edition of a book project called NSEW (North, South, East, West). A collaborativec effort for a book that would include a selection of works from a gazillion photographers from around the world.

Much to my surprise, one of the photos I submitted endured the whole screening and curation process and was selected for inclusion in the book, which will be released the next fall.

But there’s more. The real cherry on the cake came today in the form of an email, anouncing that my photo, the one selected for the book, had been selected to be printed, 10×13 and, properly hung on a wal in the Kranzberg Arts Center‘s Incubator gallery, in St. Louis, Missouri. The exhibtion title is «NSEW: Divided by land | United by Film»

It goes without saying that, in my initial excitement, I thought of sharing the photo for you all to see, but, after a thought or two, I decided that I would honor the efforts of the curators team and let the photo see the light as part of a whole. A whole that will undoubtedly look amazing!

I’m filled with pride that my work is selected along with the work of 36 great photographers from around the world and I’m sure that the exhibition will be a homerun. Congratulations, fellow photographers!

I guess the only thing left to do is to issue a huge thank you to Cameron, Ellen, Amy, Ruby, Deb and the rest of the team for their motivation, their passion for film photography and, above all things, for their dedication to the FSC project, a collective that really, truly, puts our work out there to be seen.

Thank you, Thank you, Thank you!!!

Mi romance con Fuji Acros 100

 

Si gustas ver la versión original en inglés del artículo, puedes encontrarla en The Film Shooters Collective. To my english speaking readers, you can find the original english version of the article in The Film Shooters Collective.
Mi romance con la línea Fuji de películas en blanco y negro comenzó hará cosa de un par de años, cuando útilicé el Neopan Acros 400 en mi consentida Pentax Spotmatic. La relación no duró más de dos rollos. No era tan fácil de encontrar en las tiendas locales y, para ser honesto, no me gustó del todo. Claro, aún no tenía control alguno sobre el revelado o la digitalización y, además, vivía en ese entonces con la ilusión de que DEBÍA dejar todo tal y como venía del laboratorio (iluso el muchacho, ¿eh?). No era terriblemente malo, pero no estaba dispuesto a seguir gastando tiempo y dinero en una película que no me gustaba del todo. En resumen, me gusta que mis películas en blanco y negro sean intensas, contrastadas, con algo de grano, pero no demasiado. En ese entonces, ni siquiera probé la versión 100 porque me imaginé que sería aún menos contrastada y tendría aún menos grano. Y así, de esta triste manera es como terminó mi relación con los blancoynegros de Fuji, sin el menor dejo de una intención por mirar atrás.

Pasaron un par de años y, un buen día, vi una serie de fotografías que un buen amigo mío hizo con Fuji Acros 100, forzado a 800. ¡Impresionantes, de veras! Un contraste muy rico, bonita textura de grano, sombras profundas y excelente detalle en luces altas… ¡lo tenía todo! Le pregunté por el revelado y no supo decirme a ciencia cierta. Ahora, con la capacidad y disposición a revelar y digitalizar mis propios negativos a mi gusto, decidí que era hora de darle a Fuji una segunda oportunidad y empecé a buscar recetas.

Unos cuantos días después, mi esposa se apareció con mi regalo de Navidad adelantado: tres paquetes de película en formato 120, uno de Portra 160, uno de Fuji 160NS y uno más de Fuji Acros 100. Como era de esperarse, fui a la tienda donde los compró para ver cuánto había gastado en mi regalo (sólo para regañarla por gastar demasiado :) ) y, ¡oh, sorpresa! el Acros 100 alcanzaba apenas la marca de los 80 pesos (apenas por encima de 4 USD, en ese momento). Me volví loco y compré ahí mismo otros 3 paquetes. Si mi tarjeta de crédito no hubiera estado topada por las navidades… ¡¡sólo Dios sabe cuántos habría comprado!!

Como sea, tenía ya la película en mis manos y era tiempo de empezar a disparar. Decidí que sólo lo forzaría dos pasos, dado que el 400 es un índice de exposición con el que me siento muy cómodo pues se adecua a mi estilo y a las condiciones a las que normalmente me enfrento. En caso de que algo cambie drásticamente, al menos tengo la tranquilidad de que tengo espacio para dónde hacerme, ya sea que quiera disparar con aperturas más amplias o más angostas o un simple cambio en las condiciones de luz.

Al momento, he disparado entre 8 y 9 rollos y estoy encantado de la vida. La única diferencia entre estos rollos ha sido el revelador utilizado (y el tiempo de proceso, claro está). Todo lo demás, para efectos de comparación se hizo exactamente de la misma manera:

  • Usé para todos la misma cámara, una Mamiya 645 1000s (una delicia de cámara).
  • Digitalizado con SilverFast usando un preset relativamente neutral (Fuji NHG II).
  • Apliqué la misma curva de contraste como punto de inicio y ésta sólo fue modificada un poco en algunos casos.
  • Dejé en paz el histograma durante todo el ejercicio, con poquísimas excepciones donde los cuadros estaban severamente sobre o sub expuestos. Ninguno de estos cuadros es mostrado en esta entrada.
  • Se digitalizó todo usando el mismo valor gamma: 2.0.

Usé tres reveladores diferentes: Rodinal 1+25, D76 1+1 y HC110 en dilución H (1:63).

El primer intento fue con Rodinal 1+25, a 19°C por 8:30 minutos. 15 inversiones del tanque en los primeros 60 segundos y después 4 inversiones cada 60 segundos.

De los tres reveladores, este fue el que resultó con más grano, pero, en términos de contraste y escala tonal, los resultados fueron muy similares a los de los otros dos. No diría que no pienso usarlo otra vez, pero tendría que estar buscando por este look burdo, áspero. Tiene  sus usos, sin duda! En cuanto a lo plano de la película, este fue el segundo mejor. No completamente plano, pero suficientemente cómodo de manejar.

El segundo intento fue con Kodak D76 1+1, también a 19 grados, pero por 18:30 minutos. Mismo esquema de agitación.

En cuanto a imagen, creo que es la combinación que más me gustó de todos, en cuestión de escala tonal, contraste y grano muy fino. Me gustó mucho la profundidad de los negros y la cantidad de detalle de las luces altas. Los tonos medios aparecieron en su lugar, ni más, ni menos. El único punto débil en este combo fue que, de los tres reveladores, este fue el que más rizos provocó en el negativo, lo que, a su vez, resultó en un completo dolor de cabeza al digitalizar.

Dejé para el final mi revelador favorito. HC110 H(1:63), 19°C, 17:00 minutos, mismo esquema de agitación.

No puedo evitar dar una opinión sesgada con este revelador, pero no estamos hablando SÓLO de reveladores. A un nivel general, esta es la combinación que más me gustó de las tres. Básicamente las mismas cualidades de imagen brindadas por el D76, un grano un poco más visible, que me gustó muchísimo y tan plano como una losa de mármol, lo que resultó en un manejo y digitalización bastante cómodos.

Este es sin duda el que más me gustó de los tres, pero, como decía, tengo mis sesgos hacia el HC110. Siendo todos los demás factores iguales, creo que prefiero guardar mi D76 para el revelado de película en 135 y quedarme con HC110 para los más grandes. Cuando el grano sea un aspecto requerido (o imaginado, al menos), Rodinal será mi caballo de batalla.

En un balance muy general de pros y contras (siendo el único contra el rizo de la película), creo que es justo decir que mi relación con Acros se encuentra en una situación muy saludable. Veo un futuro lleno de historias felices y dulces memorias entre nosotros.

Más o menos de cabeza / Upside-down… ish…

photos by ©Efraín Bojórquez

Mamiya 645 1000s - Fuji Acros 100@400 - HC110(H)

Mamiya 645 1000s – Fuji Acros 100@400 – HC110(H)


Mamiya 645 1000s – Fuji Acros 100@400 – HC110(H)

¿Alguna vez has sentido como si parte de tu vida estuviera de cabeza?. Have you ever felt as if a part of your life was turned upside-down?.

La sombra más oscura / The darkest shadow

photos by ©Efraín Bojórquez

Mamiya 645 1000s - Fuji Acros 100@400 - HC110(H)

Mamiya 645 1000s – Fuji Acros 100@400 – HC110(H)


Mamiya 645 1000s – Fuji Acros 100@400 – HC110(H)

Frecuentemente juzgamos el mundo a nuestro alrededor basados en un criterio de extremos: frío o caliente; bueno o malo; blanco o negro.

En la fotografía, las sombras más oscuras resultan siempre de las luces más intensas. Es en esta diferencia que se oculta una infinidad de grises que nos regalan profundidad, textura y dimensión. De la misma manera, hay una infinidad de posibles valores y opiniones escondidos entre los extremos que forman nuestro juicio. Valores que, sin lugar a dudas, hacen más llevadera e interesante esta ocurrencia llamada vida.

We often judge the world around us on the basis of absolute opposites: cold or hot; good or bad; black or white.

In photography, the darkest shadows result from the brightest lights. It’s in this extreme range that lies an infinite scale of grays that, on its own, gives us depth, texture and dimension. In the same way, there is an infinite array or possible values and opinions hidden between the opposites that shape our decissions. Values and opinions that, without a doubt, lend an air of interest and bearability to this occurrence that we call life. .

De calles y geometría / Street and geometry

photos by ©Efraín Bojórquez


Varias cámaras y películas / Assorted film & cameras

Para mi, al menos, la fotografía de calle tiene un fuerte componente geométrico que nos ayuda a jugar o romper con las reglas de composición más comunes (tercios, diagonales, regla de oro, etc.).

Un juego de líneas en la perspectiva correcta nos ayuda a atraer atención a nuestro sujeto o a construir marcos imaginarios dentro del ya limitado marco de realidad que nos otorga nuestra cámara.

Si estamos acostumbrados a recorrer el mismo lugar una y otra vez, un cambio de perspectiva nos puede ayudar a notar formas que habían estado ocultas y que nos presentan nuevas oportunidades.

Por más que intento abstenerme de tanta línea y tanta forma en favor de más presencia humana en mis fotos, no puedo separar el uno de la otra. Después de todo, no es fácil alejarse del balance y la paz de lo paralelo, lo concéntrico y lo simétrico con rumbo a la complicación y el caos reinantes donde quiera que habita esta divertida raza llamada humana.

For me, at least, street photography has a strong geometrical component that lends itself very well for playing or messing with the common composition rules (thirds, diagonals, golden spiral, etc.)

A set of lines in the right perspective helps in gathering attention where we want it, in building frames within the frame that is our limited vision of the world through the camera.

If you’re used to walking the same place over and over, a change in perspective helps in noticing shapes that remained hidden from our sight, which, in turn, presents us with new opportunities.

No matter how hard I try to withdraw myself from so many lines and so many shapes in a quest for more human presence in my photos, I can’t separate one from the other. After all, I guess it’s just not that easy to stay away from the balance and peace that comes with parallelism, concentricity or simmetry in order to go to the complexity and chaos brought every where by this funny little thing we’ve come to know as human race.

Metamorfosis / Metamorphosis

photos by ©Efraín Bojórquez


Asahi Pentax Spotmatix; Ilford HP5+; Kodak D76 1+1